miércoles, 23 de junio de 2010

El exilio anunciado de la jueza

"A muchos les resulta horrible la idea de regresar. 
El gobierno de Kyrgyzstan 
debería decirnos que volvamos, 
que nos van a ayudar,  
 que estaremos a salvo. 
¡Pero no lo hace!"
Ursanoy Mamadaliyeva , refugiada uzbeka 
[NYT, junio 22 de 2010]


La jueza María Stella Jara salió ayer del país por amenazas.
No han pasado dos semanas desde la condena del coronel Plazas Vega por los desaparecidos del Palacio de Justicia, y la jueza ya debe empezar a cumplir su propia condena, posiblemente de por vida. ¡Y después dicen que la justicia en Colombia no es expedita!

Bastó el dedo señalador del presidente Uribe para que inmediatamente se tomaran las medidas necesarias. En este caso las amenazas fueron suficientes, según informa El Tiempo en su columna de breves (podría haber sido el asesinato a manos del Carnicero, por ejemplo, responsable del atentado contra la jueza Libreros y del asesinato del fiscal Martínez, según informa El Tiempo en la misma columna de breves).

¿Y quiénes fueron los encargados de las amenazas? No se sabrá nunca. Puede ser que en unos años se le endilgue el tema al Alemán, ex Auc que la Procuraduría ha declarado psicópata y mentiroso (más breves de El Tiempo). O a cualquier otro con un alias sugestivo o francamente gracioso. Pero no se sabrá nunca. No es tan fácil relacionar el exilio de la jueza con las declaraciones contundentes del Ministro de Defensa condenando a los tinterillos que socavan la moral de las fuerzas armadas.

El presidente Uribe se habrá levantado contento esta mañana, pensando que su patria soñada, llena de patriotas de buena fe, está un poquito más cerca. 
A otros nos asalta la duda: quizás llegue el día en que nosotros tampoco llenemos los requisitos para la ciudadanía en este nuevo país.

En 2008 ya se contaban cuatro millones de desplazados: cuatro millones de colombianos expulsados de su vida, de sus afectos, de su lengua materna, de la vecindad de la escuela donde cursaron la primaria, de la plaza donde conocieron a su primer amor.  Ayer se sumó a ellos la jueza María Stella Jara, informa la columna de breves de El Tiempo sin trompetas, sin podio, sin plana mayor. A pesar de la discreción, esperamos que la moral de las Fuerzas Armadas esté hoy un poco más alta. La nuestra, sin duda, no lo está.

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